Pepín Corripio es una flecha que ha salido de la aljaba del esfuerzo y la dedicación. No todo resulta fácil. Pero este caballero de los negocios, de 79 años, ha sabido remontarse sobre las adversidades de la vida y vislumbrar un mejor futuro desde las alturas. Y ha valido la pena… Se estima que es el hombre con la mayor fortuna personal de la República Dominicana.
Pero, vamos a conocer a Don Pepín un poco mejor. Nació en Asturias, España, en 1934. Es fruto del matrimonio de Manuel Corripio y Sara Estrada, una pareja española que se estableció en Santo Domingo en 1917. Según relatos, desde muy joven mostró madera de negociante y empresario. Pepín asegura que sus padres le inculcaron valores que representan la piedra angular de su éxito, como la pasión al trabajo y la honestidad. Es tan tal que cuando estudiaba Derecho en la Universidad de Santo Domingo, en 1951, siempre tenía una cuota de responsabilidad en el negocio familiar. No paraba ni un momento; la pereza nunca fue una opción para él.
Es el sucesor del legado y el negocio familiar de venta de alimentos que emprendió Manuel Corripio, su padre. “Yo fui un emprendedor y papá fue un emprendedor. El se estableció en la década de 1920 con 3 mil dólares y eso fue un acto de emprendedurismo; luego poco a poco, con constancia, hemos logrado nuestros objetivos. Lo importante de todos los éxitos -no importa su naturaleza- es merecerlos, que no sean regalados”, expresa.
Pero Don Pepín se alejó un poco de la comercialización de alimentos, y comenzó a dedicarse a los juguetes y electrodomésticos a inicios de la década del 60. Con astucia y paciencia, supo diversificar y expandir lo logrado por su familia. En la actualidad, dirige el Grupo Corripio, un imperio de exitosas y rentables empresas que comprende sectores de: alimentación, medios de comunicación, electrodomésticos, construcción, metalúrgica, juguetes, cine, entre otros. Unos 12 mil empleados representan el andamiaje humano que hace que este barco navegue por buen rumbo.
La vida de Pepín Corripio ha estado marcada por el éxito y la superación personal. Reconocimientos no le han faltado, pues ha sido distinguido con los más altos honores en el país y el extranjero. Ha recibido la Orden del Mérito de Duarte, Sánchez y Mella de la Presidencia de la República, el Caonabo del Oro del Congreso Nacional; Hijo Ilustre de la Capital de Santo Domingo del Ayuntamiento del Distrito Nacional; el Escudo Heráldico de la Ciudad de Santo Domingo; la Gran Cruz de la Orden de Cristóbal Colon; la Estrella Brillante con Gran Cordón, en China; el Mérito del Gobierno Francés en el grado de Caballero, entre muchos otros.
Se considera el pilar de una familia muy unida, ya que su esposa doña Ana María Alonso, con quien tiene 50 años de casado, y sus cuatro hijos Manuel, José Alfredo, Lucía y Ana siempre están ahí en todos los momentos trascendentales de Don Pepín. “Todo es la continuidad de 96 años de remar, remar y remar todos los días. No puedo decir que todo fuimos nosotros. Remamos, pero hubo muchos vientos a favor”, enfatiza.
El legado familiar de Don Pepín es incuestionable. Al respecto, su hijo Manuel Corripio expresa: “Siempre recordaré su ejemplo de trabajo y tenacidad, de no rendirse nunca. Es un luchador (…). En la muerte de abuelito, papá dijo que él era un sembrador, pero papá es un luchador. Siempre hace algo positivo todos los días. Nos dio una plataforma para seguirnos desarrollando como familia”.
En el ámbito público, Pepín Corripio es uno de los voceros sociales más respetados. Lo que dice, aconseja y opina tiene una importancia y una transcendencia. Gobiernos, empresarios y ejecutivos buscan que Don Pepín les marque el sendero por el cual andar. Así, cuando habla en la tribuna mediática, es escuchado con especial atención. Y es que es una persona respetuosa, comedida, inteligente, cortés, atenta, educada, centrada y cuidadosa. Si bien es el hombre más rico del país, no suele alardear. “Muchos se quejan de la suerte, pero la suerte es sólo un factor que le puede llegar a cualquiera (…). Pero a la suerte, hay que ayudarla”, sostiene el destacado empresario.
En fin, se ha ganado el lugar que ostenta. Es un ejemplo de superación que todos desean imitar. Todos buscan ser un poquito como él. Y es que no es para menos, Don Pepín sí ha sabido hacer negocio, sin dejar de ser buena gente.
Claves del éxito de Don Pepín Corripio:
…Pepín Corripio tiene una serie de consejos para lograr, mantener y retribuir el éxito. ¡Así que a tomar nota!…
- Trabajo duro- Un emprendedor siempre cosecha sus propios frutos. No recoge frutos ajenos. La única manera de alcanzar la cima es con trabajo duro y nada de pereza. No estamos en una sociedad donde progresa la gente promedio. Todo negocio puede quebrar y quiebra porque un negocio tiende a abandonarse. Lo que es cómodo lleva al fracaso; la vida es una cuesta y sólo se disfruta con el trabajo.
- Aprende sin golpes ni fracasos- Es bueno aprender de los errores de los demás. Un fracaso inicial en un emprendedor es peligroso, porque lo desanima. Hay que protegerlos ante esa eventualidad. Es mejor aprender en cabeza ajena.
- Actuar con humildad- No debemos actuar con una humildad fingida, sino una natural. No es el artífice de su éxito exclusivo. Nadie en la vida es recordado por el dinero que tuvo, sino por el servicio a la sociedad que hizo; lo demás se olvida.
- Dedicación y entrega- Siempre aportar más. No ser escasos a la hora de sacar adelante nuestro proyecto. Hay que sudar la “gota gorda” si queremos ver buenos resultados al final de la jornada.
- Perseverancia- Nunca “tirar la toalla” por cansancio, pues siempre hay un competidor detrás que está esperando que hagas eso. Es recomendable dar tiempo al tiempo. Son pocos los que llegan a la meta. En la carrera del emprendedor hay desafíos, riesgos y obstáculos, que vienen para probar tu constancia. Así que no te des por vencido; sigue adelante.
- Cero emociones excesivas- Tanto el entusiasmo desmedido como el pesimismo no son recomendables. Hay que mantener un estado neutro. Cuando recibimos proyectos, lo primero que evaluamos es qué podemos perder si sale mal.
- Excelencia- El éxito va de la mano de la excelencia. La mediocridad sólo acarrea desdicha y fracaso. Por esta razón, Pepín Corripio aconseja esforzarse y siempre dar la “milla extra” en todo negocio o proyecto.
- Edúcate lo más que puedas- Debes prepararte y entrenarte para la tarea que quieres desempeñar en la vida. ¿Cómo vas a triunfar si no te capacitas para el triunfo?; ¿cómo serás un buen negociante si no adquieres las herramientas para serlo?
- Instinto y sabiduría- Se requiere ser sabio a la hora de enfrentar cualquier dificultad. Una persona sabía e inteligente es aquella que conoce la solución más idónea para cada encrucijada de la vida y del negocio. Hay que saber discernir entre lo bueno y lo malo. También, el instinto será una herramienta que te ayudará a caminar por el sendero que lleva al éxito.
- Vivir etapas- No quieras saltar etapas. Disfruta de cada etapa de desarrollo del negocio. No quieras correr antes de caminar. No hagas nada fuera de tiempo; conoce el tiempo para tomar cada decisión y evalúala conforme a los recursos y capacidades que tienes. Siempre se gana más dinero con una buena decisión de negocio, que con una buena decisión financiera.
- Aprovechar las oportunidades- Las oportunidades son como esas puertas giratorias que si no entras en el momento justo, debes esperar que dé toda una vuelta para poder entrar. Aprovecha las oportunidades y agradece por ellas.
- No derrochar el dinero. Ser buen administrador- No se deben incurrir en gastos innecesarios, que endeuden la empresa y pongan en riesgo la inversión. Se debe saber invertir y administrar los recursos con que se cuenta. Hay que saber que en la abundancia es muy difícil ser austero. Además, sean prudentes con el endeudamiento. No estoy en contra del crédito, pero sí del mal uso del crédito, que sea antes de tiempo y desmedido.
- Conocer el terreno de inversión- Antes de emprender un proyecto, es necesario prever lo bueno y malo que puede pasar. Pero –sobre todo- saber si se está dispuesto a enfrentar lo que venga.
- Aprender a competir- No pisotees al competidor, no hagas daño a los demás. Has una carrera limpia y llega a la cima sin remordimientos de conciencia. Así, podrás disfrutar de lo que conseguiste de una mejor manera y a plenitud. Hay que tener un sentido ético y una competencia leal.
- Comparte y da con generosidad- Cuando una persona prospera, no debe ser mezquino. Siempre debe compartir la riqueza, ya sea material o humana, con los que tienen necesidad. De esta manera se retribuye un poco lo recibido. De igual manera, no olvidarse de aportar al país y a su desarrollo. Cuando tienes éxito, debes ayudar y olvidar. El problema de recordar está en el que recibe… No se debe hacer un canje.
- Asumir los errores y aprender de ellos- El ser humano siempre comete errores, pues no es perfecto. No podemos hacer de los errores un bache que nos impida movernos y avanzar hacia nuestra meta. Ante esto, debes aprender de ellos. Siempre hay una lección valiosa que aprender de cada “metedura de pata”.
- No caer en el gancho del “dinero fácil”- Muchas veces caemos en la trampa de obtener dinero de forma deshonesta; esto afecta la credibilidad y trayectoria del empresario. Debes conseguir los fondos de forma transparente. Así, no tendrás que deber nada y –en cambio- tendrás la satisfacción de que hiciste lo correcto. El éxito seguro es aquel que se acumula poco a poco. Los sueños son buenos, pero en su momento oportuno, cuando tienen factibilidad.
- Ahorrar y saber enfrentar las crisis- Es necesario saber almacenar recursos para los tiempos de escasez; esos momentos de “vacas flacas”. Ser previsores. De esta manera, se podrá enfrentar una crisis inesperada. Aunque ten en cuenta que hacer frente a una crisis requiere más que dinero; también astucia.
- Valorar el recurso humano- La fidelidad de los empleados es un recurso muy valioso; tan importante como el dinero. Los negocios son familias. De los trabajadores fieles depende que el barco no se hunda en tiempos de tormenta y ande con buenos vientos en tiempos de estabilidad.
- Involucra a la familia, continuidad familiar- Es una ventaja ser pobre, porque le va a costar tener éxito. En el éxito hay que pasar trabajo. Los negocios son parte de la familia; se debe estar comprometido con el éxito del negocio. La unidad familiar se fortalece con el ejemplo.