Ser ciertamente exitoso en los negocios es un privilegio de unos pocos, pero en el caso de estas tres familias: Corripio, Bonarelli y Bonetti, ellos representan esa excepción marcada por unos pocos. Y no únicamente eso, sino que estas familias han sabido prevalecer en el tiempo y sus generaciones valorar el esfuerzo, el sacrificio, el trabajo y la dedicación de sus padres.
No obstante, lo que más se atesora es el conocimiento, que sólo es fruto de la experiencia de la vida. A continuación, compartiremos las claves del éxito de estos tres grandes empresarios: Don Pepín Corripio, Don Pepino Bonarelli y Ligia Bonetti.
José Luis –Pepín- Corripio, presidente del Grupo Corripio.-
- Haz primero lo debes hacer, y luego lo que quieres.- “Lo mío es muy simple, soy el producto de mi padre y mi madre; me enseñaron qué hacer en la vida: primero, lo que se debía hacer, y luego lo que uno quería hacer. Por eso, lo que queríamos hacer lo hicimos muy después de lo que debíamos hacer, que era trabajar. Lo que se ha hecho es ir trabajando y trabajando. Me enseñaron a trabajar hasta que me gustó, y me ha gustado tanto que no he dejado de trabajar. El trabajo es algo sustancial de la vida, y tener cosas que hacer fortalece la voluntad y te ayuda a vivir”.
- Aprende de los errores ajenos.- “Nosotros fuimos subiendo escalón por escalón. Para nosotros, fue un entrenamiento día a día, minuto a minuto. Yo le digo a los emprendedores que no se pongan a cometer errores de primera ocupación, sin estar muy seguros de lo que van a hacer, porque pueden perder la confianza en sí mismo y el poco capital que tienen, y eso es muy importante. Si bien es cierto que los errores enseñan, yo digo que los errores que mejores enseñan son los que cometen los otros, porque uno no tiene que pagar el precio”.
- Prepárate para lo peor.- “En los negocios, pienso primero en las cosas negativas y trato de estar preparado para las adversidades. El negocio nuevo lo convertimos en departamento del negocio solido que lo puede soportar, y luego se independiza cuando ya puede ser solvente y se corta el cordón umbilical. Siempre hemos sido muy cuidadosos, pero hemos avanzado lo más rápido posible. Los negocios tienen una vocación natural a la quiebra, y solamente lo impide el administrador, que los dueños se resistan a eso, con su propia voluntad de trabajo y sacrificio”.
- Soluciones simples a los problemas.- “En el mundo, hay problemas repetitivos; si me da una solución complicada a un problema, entonces, hay dos problemas”.
- Incentivos para los emprendedores.- “No es justo que los emprendedores lleguen a su primera etapa de beneficios y que tengan que pagar la misma tarifa de un millón que pagan las grandes empresas. Eso representa una arbitrariedad, donde la igualdad se vuelve en una injusticia colectiva. Las condiciones primarias de un emprendedor no son las mismas que las de una gran empresa. Los emprendedores tienen que tener un apoyo tangible; sólo personas excepcionales pueden hacerlo, el emprendedor necesita ayuda, se necesita financiamiento, se necesita apoyo, porque si no, no lo van a lograr”.
Giuseppe –Pepino- Bonarelli, presidente del Grupo Bona.-
- La experiencia es lo más valioso.- “En estos 72 años, lo que he acumulado es experiencia, que la tengo que poner a disposición del joven o el que la requiera. Los 72 años son de experiencia, usted tiene lo que le queda”.
- Aprende de los buenos ejemplos.– “No puedo comenzar a hablar sin recordar a papá, quien -para mí- fue un gran emprendedor. Todos saben la historia del Vesubio. Papá se fue a Estados Unidos con la meta de comprar una casa; un amigo le dice que venga aquí, porque hay una buena oportunidad de poner un restaurant; viene al país, ve la situación, se enamora del país e inmediatamente comienza a investigar, lo que ustedes llaman estudio de mercado, pero lo que hizo fue preguntarle a la comunidad. Cuando ve lo que hay, dice: “Esto es”. La chispa se la prendieron, y él la vio y la supo aprovechar. Sabe que solo no lo puede hacer, y nos manda a buscar a Italia. Vinimos todos a Santo Domingo. Y ahí comienza la historia”.
- Detecta oportunidades.- “Mi primer negocio fue en la Revolución; yo vi esos americanos comiéndose la pizza y la lasaña, que se comían dos o tres, y digo: “Ahí es que están los cuartos”, y le pregunto a un puertorriqueño sobre qué debo hacer para vender pizza. Me dijo: “Bueno, eso es difícil, porque ahí no te van a dejar entrar”. Pero, al Vesubio iba un coronel, que le cogió mucho cariño a papá, y un día entró a la cocina y le digo yo: “Quiero vender pizzas allá; ellos se las comen aquí, ¿por qué no se las van a comer allá? Y me dice: “Tú no puedes entrar, pero voy a permitir que vendas en la puerta”. Eso era pizza y pizza. Papá protesta, porque el restaurant lleno de gente, pero había un espacio de 3 a 5 de la tarde en que no iba nadie, y le digo: “Tranquilo”, porque yo le dije que fuéramos socios, la parte de él nunca la cogió, y me dejaba hacer mis pizzas de 3 a 5”.
- Una buena mujer.- “Mi segunda experiencia fue que en el Vesubio entró un señor con una muchachita y le digo yo a mamá: “Con esa me caso yo”. Pasan seis años, y me dicen unos amigos: “Pepino, vamos a la parroquia que hay una gordita pa´ ti”. Y le digo: “No ombe, yo voy pa´ la casa, que estoy cansao´”. La verdad es que era gordita, era llenita, pero bella, radiante, con una vitalidad increíble… Aguanté desaire, aguanté de to´, y hasta el día de hoy… Ahí formamos nuestra familia”.
- Haz cambios, cuando sean necesarios.- “Cuando vinieron las pizzerías extranjeras, yo dije: “A mí, me tienen sin cuidao´”, porque a todos les gustaba mi pizza. Pero, cuando vienen las de afuera, resulta que un estudio de mercado me dice que la mía es la más mala. Y dije: “Y tuvieron tantos años comiéndosela”. Algo anda mal. Habían errores que se cometían, yo tuve un crecimiento muy rápido y que se me fue de la mano, y no pude mantener la calidad ni el servicio. Yo, ni tonto ni perezoso, me puse a averiguar qué había que hacer. Yo llevé los negocios hasta un punto que fue muy rápido, salimos pa´ lante”.
Ligia Bonetti, presidente ejecutiva del Grupo SID
- Capacítate y aprende.- “Yo soy la segunda de tres hermanos, y la verdad siempre fui muy inquieta. Siempre vi a mi papá trabajar mucho, no sólo en la empresa, sino también preocuparse por los temas del país. A los 15 años, estudié secretariado bilingüe. Estaba súper encantada, porque trabajaba con mi papá y formaba parte de esta vida activa. Luego, digo: “No”, y estudié Economía; cuando terminé, no me hacía gracia irme a trabajar con mi papá, porque me iba a ver como su hija, y no como una profesional. Duré 3 años trabajando en Nueva York. Aprendí la disciplina y el trabajo incansable; luego, regresé a República Dominicana, y una amiga, que en ese entonces trabajaba con mi papá, me preguntó si yo no quería trabajar con mi familia. Ella me convenció y ya tengo 25 años allá en la compañía”.
- Adáptate.- “El proceso de trabajar en una empresa familiar ha tenido positivos y negativos, porque ser parte de la familia en una empresa familiar, te exige mucho. Eso es bueno por un lado, y por el otro hay que tener ese sentido de resiliencia para poder aguantar”.
- No te amoldes a viejos patrones.– “Una de las cosas más importantes para que una empresa crezca es no amoldarse a lo que ha funcionado antes. Hay que tener la mente más allá, pensar diferente. Los negocios han cambiado, lo que no ha cambiado quizás son los valores por los que lanzas el negocio. En el caso nuestro, 80 años realizando aceites comestibles, pero siempre es bueno pensar en la diversificación, en rubros que están creciendo. Esa capacidad de pensar más allá de lo que estamos viviendo hoy, eso es lo que te da la capacidad de permanecer en el tiempo”.
- Mantente firmes a tus valores.– “Como empresa, tenemos 4 valores. Estos valores van dirigidos al crecimiento interno de los seres humanos: a) Crecer: hay que tener hambre por crecer, no te conformes. Aprende, muévete, da un paso más y no te quedes estático b) Servir: hay que saber servir para ser exitosos c) Proteger: protege los intereses de los demás, de todo tu grupo de interés, tu país y tu ciudad d) Compartir: comparte con el corazón para que todas las personas que están trabajando en la empresa se identifiquen contigo y con todo lo que quieres lograr.
- El éxito toma tiempo.– “Los emprendedores deben tomarse su tiempo para ser exitosos. El éxito lo define cada uno, no lo define nadie. El éxito en los emprendedores toma su tiempo, todo lo que vale la pena toma su tiempo”.