La Federación de Campesinos hacia El Progreso, organización que por 30 años ha velado por el orden y el empoderamiento de las comunidades de la cuenca alta del Río Yuna, expresó la necesidad de que en la República Dominicana se ejecute un programa integral de autogestión alimentaria y una mejoría de la calidad de los productos agrícolas, que permita que estos vuelvan a ser cada día más orgánicos, libres de pesticidas y productos químicos dañinos a la salud.
“Necesitamos volver al principio. Se requiere que el país produzca lo suficiente para poder abastecerse y sostenerse; que no necesite importar nada, porque todo se produzca aquí. Debemos entender que somos una nación con herencia agrícola, y nos hemos olvidado de eso”, aseguró Esteban Polanco, presidente de la Federación de Campesinos hacia el Progreso.
También, Polanco destacó la importancia de crear un movimiento campesino que unifique el sector, con el propósito de defender los recursos agrícolas, los territorios y la producción nacional.
Logros y conquistas
El pasado 5 de abril, la organización celebró su 30 aniversario, donde se enfatizaron sus logros en las comunidades montañosas y lejanas del Alto Yuna, las cuales tuvieron décadas inmersas en el aislamiento, el abandono estatal y la pobreza, sin los servicios básicos de electricidad y educación. Ahora, los avances son tangibles.
Polanco explicó que actualmente trabajan en la ejecución de un plan de desarrollo económico, que permita garantizar ingresos para los comunitarios, pero a la vez incentive la producción agrícola sostenible. “Aquí se produce más del 60 por ciento de las aguas superficiales dulces del país. Desarrollar proyectos económicos en esta zona es delicado. Por eso, hemos organizado y educado a las comunidades”, dijo.
Unas 300 familias integran la Federación de Campesinos hacia El Progreso en la cuenca alta del Río Yuna. Los principales rubros que producen son: café, guineo y –en menor medida- cacao. “Queremos rescatar los conucos familiares y constituir unidades agropecuarias familiares, módulos que garanticen el autoconsumo. Además, contamos con una cooperativa para que los productores vendan sus cosechas a precios más competitivos”, enfatizó.
El propósito es crear un mercado solidario para estrechar lazos entre productores y consumidores. Para esto, ya se firmó un acuerdo con la Fundación Popular, la cual brindará apoyo para la comercialización de los productos que aquí se cosechen.
¡Una federación con historia!
La organización trabaja en el desarrollo integral de las comunidades del Alto Yuna en cuatro líneas estratégicas: (1) la organización local de las comunidades; (2) la gestión y demanda de los servicios básicos; (3) el aumento de los ingresos económicos de las familias a través del mejoramiento y la diversificación de la producción, así como la comercialización de las cosechas; y (4) la concientización sobre el respeto al medio ambiente, el ordenamiento territorial, el cuidado de las aguas, especialmente del Río Yuna, y la defensa de estos recursos ante cualquier amenaza externa.
“Para nosotros, el Yuna es sagrado y lo vamos a defender con la vida si fuese necesario. Nos han vendido, desgraciadamente, la idea de que desarrollo económico es igual a progreso. Esta es la peor falacia, es la peor mentira. Los pueblos se desarrollan, porque tienen mejor educación; los pueblos se desarrollan, porque tienen mejor salud; los pueblos se desarrollan, porque tienen mejores vías de acceso; los pueblos se desarrollan si tienen energía eléctrica…”, resaltó el líder comunitario.
De su lado, el héroe nacional Fidelio Despradel contó que durante nueve años vivió en estas tierras, dando respaldo a la Federación de Campesinos hacia El Progreso, con quienes aprendió principios de honestidad y valentía. “Nunca voy a olvidar la lucha de intereses que enfrentó y ganó este grupo. Es loable como estos campesinos se olvidaron de su miseria y se abanderaron de una lucha ambiental sin precedentes”, indicó.
Entre los programas que ejecutan están: el desarrollo del ecoturismo y la reforestación; la producción de plantas ornamentales; la elaboración de artesanías; el procesamiento del café y el fomento de la agropecuaria. “En Constanza y Jarabacoa, donde hay condiciones extraordinarias, marginaron a los comunitarios y el ecoturismo está en manos de los empresarios. Si nosotros hemos vivido la pobreza desde nuestros ancestros en este lugar, ¿por qué no podemos empoderarnos?, y si existen las condiciones, ¿por qué no podemos aprovecharlas para beneficio de nuestras familias?”, concluyó Esteban Polanco.