Colaboración: Vera Lucía Crespo Almánzar
“5:30 a.m., abres los ojos, todavía no entra la luz en la ventana, pero ya un pequeñín está tirando de tu pijama. 5:45 a.m., luego de abrazarlo y darle los buenos días pones el café, empiezas a hacer el desayuno y terminas la lonchera que empezaste la noche antes. 6:30 a.m., se despiertan los demás, aprovechas y te cambias en los 20 minutos que tienes sola. Sales de la casa, dos niños, dos loncheras, una cartera, una computadora, la corbata, la toga y el birrete y solo tus dos manos. 7:15 a.m., niños en el colegio, directo al tribunal para “empezar” el día”.
Esta es una mañana común de una mujer abogada y, sin embargo, nunca las he escuchado quejarse. Las mujeres cada vez van ganando más espacio en sus respectivas profesiones, pero no por eso dejan de tener las mismas responsabilidades y roles de siempre en casa. Las mujeres en el Derecho, particularmente, es una población que crece cada vez más, en las universidades. Incluso, en República Dominicana el porcentaje de las mujeres que estudian la carrera de Derecho es mayor que el de hombres por clase. No obstante, los referentes en la profesión, los líderes, jueces, gobernadores, presidentes, fiscales, asesores, directores, en su gran mayoría son hombres; hombres que no necesariamente se sienten muy conformes de que mujeres (con una mañana tan afanada) compitan por estas posiciones.
A pesar de que, para muchos profesionales del Derecho, las barreras de género han desaparecido y cada vez más aparecen mayor cantidad de mujeres abogadas en los cargos que hemos mencionado y más firmas de abogados con nombres de mujeres en su frente, no significa que este problema ya esté solucionado. Resulta extraño, es cierto, que aunque la preparación la que cuentan las profesionales del derecho le podría permitir ascender y convertirse en reconocidas profesionales, la presencia de la mujer líder no es tan común en estas firmas de abogados.
Existen estudios acerca de este fenómeno de machismo en esta profesión particular que demuestran que las mujeres no avanzan a la misma velocidad que los hombres a lo largo de sus carreras, a pesar de sí avanzan con igualdad en sus primeros empleos. En Estados Unidos, por ejemplo, las mujeres solo representan el 21.5% de los socios de una firma, el 18% de los socios de capital, solo el 31% de los decanos de facultades de derecho y solo el 27% de los jueces federales y estatales (NAWL, 2019).
¿A qué se debe? Podríamos atribuirlo a la ideología profesional súper competitiva que se tiene en el Derecho ha llevado a considerar como más valiosos los comportamientos “tradicionalmente masculinos”, que nos atreveríamos a referir como machistas, relacionados con la competencia. Así mismo, la concepción cultural sobre la feminidad afecta en varios aspectos la práctica de la ley tanto a nivel empresarial como en los tribunales, y pone a las mujeres en la cuerda floja entre ejercer su profesión de manera agresiva y asertiva, y ser lo suficientemente “femeninas” para no ser atacadas por actuar fuera de los cánones establecidos. Continuamente las mujeres abogadas están bajo la concepción de sus colegas de ser demasiado estrictas o suaves, así como de ser menos comprometidas por el simple hecho de ser madres, situación que no se presenta con la imagen del abogado que es padre.
A pesar de que hemos avanzado como mujeres en el Derecho, tenemos todavía un largo camino por recorrer. En República Dominicana tenemos mujeres exitosas en el gremio, que se han convertido íconos actuales para las jóvenes profesionales, pero todavía la cantidad de hombres se imponen por montones. Es importante que se replantee la concepción cultural de la mujer en las firmas de abogados y que permita el desempeño de las profesionales sin que estas deban sacrificar a su familia. Aún más importante es involucrar a los hombres en los roles tradicionales de la mujer, pues compartidos estos roles, la carga se aligera y seguro tendremos muchas más mujeres que puedan demostrar su gran potencial.
Sobre Vera Lucia Crespo
Es egresada ‘magan cum laude’ de la Universidad Iberoamericana (UNIBE) de Santo Domingo. Posee un título de LLM en Derecho de la Energía y Ambiental en University of Aberdeen, Reino Unido, obteniendo los más altos honores y una Maestría en Derecho Público Económico en el Instituto OMG. Es experta en Derecho de la Energía, Derecho Ambiental y Derecho Minero. También posee amplios conocimientos en los Mercados Regulados, Cumplimiento Regulatorio, Derecho de los Negocios y Contratos. Es fundadora de Umbra Strategy Consulting (@umbrastrategy) y Umbra Academy.