Para crear negocios en el sector de alimentos & bebidas, el éxito dependerá de la combinación equilibrada entre el amor por las artes culinarias, la determinación, el trabajo constante y la concepción clara de qué implica crear un negocio en el sector gastronómico.
Emprender dentro de la industria gastronómica nacional puede ser interesante, sobretodo en un momento en el que el sector experimenta un crecimiento notable, tanto a nivel local como regional. Decenas de propuestas se suman al catálogo de opciones de restaurantes que existen en el país, desde extranjeras hasta 100% dominicanas. Pero, ¿vale la pena montar un restaurante solo por amor a las artes culinarias?, ¿ser chef profesional es una garantía de éxito?, ¿qué tan remunerado resulta emprender en el sector?…
Éstas y otras interrogantes fueron respondidas por los experimentados chefs Gerardo Jiménez, de Pastrami Deli Shop; Leandro Díaz, de Burra; y Alberto Jiménez, de Callejero Street Cuisine, durante el panel “Emprendimientos en A & B: ¿placer o negocio remunerado?”, realizado en el escenario de la Feria Emprendedores 2018 y que estuvo moderado por Carlos Liriano, co-fundador de la cadena de restaurantes de comida saludable, Green Bowl.
Ingredientes en equilibrio
Para Leandro Díaz, el sector de alimentos y bebidas es uno de los más complicados que existen en el mundo al momento de iniciar un negocio. Según describe, la complejidad del mismo es debido a la cantidad de elementos que hay que tomar en cuenta para tener éxito; no únicamente que la comida sea excelente, sino también la administración de los recursos humanos y financieros.
“Cuando se analiza la posibilidad de crear una iniciativa de emprendimiento en el sector, es necesario que entren en jugo la disciplina, la organización y la creatividad como ingredientes principales para encontrar el nicho adecuado y definir el concepto de negocio con el que se va a emprender”, destacó Díaz.
En cuanto a la retribución monetaria, explicó que aunque el dinero es importante, sin pasión es imposible crecer. “Perseguir el dinero no está mal, pero sí cuando se quiere conseguir de manera inmediata. Es mejor tener un restaurante con 20 sillas y vivir lleno, que tener 100 sillas y rogar por clientela. En este tipo de negocio vale más la entrega y la dedicación; esto sólo una persona apasionada por la industria puede entenderlo. De eso depende, no sólo la calidad del producto y el servicio que se ofrezca, sino también la creación de ese elemento diferenciador que hará que las personas prefieran hacer filas para vivir la experiencia que se les brinda dentro del establecimiento”, puntualizó.
Foguearse es una necesidad
Por su parte, Alberto Jiménez enfatizó que de nada sirve la preparación o sentir la adecuada dosis de pasión si no se asume el riesgo de emprender con algo nuevo. “Yo tenía un concepto básico de cómo manejar un negocio por la experiencia que adquirí en las cocinas de los restaurantes en los que trabajé tanto en New York como en Suecia. Pero, entre la teoría y la práctica, hay un largo trecho. Emprender con Callejero Street Cuisine ha significado el reto más grande de mi vida y ha sido el instrumento que me ha servido para adquirir la madurez que se necesita para llevar este tipo de emprendimiento”, explicó el joven chef, quien -con apenas 24 años- dirige uno de los “food trucks” más populares de la ciudad.
Jiménez también explicó que tener un restaurante es el sueño de todo cocinero, pero es un trabajo que trae consigo retos diarios que hay que superar: “Desde saber que hay que comenzar desde abajo independientemente de si vienes de un restaurante con estrellas Michelin hasta analizar costos, contactar suplidores, manejar cuentas, entre otros detalles”, subrayó.
El joven chef finalizó su exposición enfatizando que sobre todas las herramientas que los profesionales puedan compartir, lo más importante de todo es empezar. Sólo basta tener una visión clara de hacia dónde se quiere llegar y trabajar arduamente para conseguirlo, porque en el aprendizaje que se adquiere es que se encuentra el éxito.
¡Las claves del chef!
De su lado, Gerardo Jiménez explicó que existen dos claves fundamentales que de ejecutarse, no sólo aseguran la remuneración económica, sino también la supervivencia de cualquier idea de emprendimiento gastronómico, en especial cuando la competencia por ser y ofrecer lo mejor, es cada vez mayor.
La primera clave es entender que esta es una carrera de vocación, pero que la vocación no lo es todo, por lo que hay que prepararse. “Después de haber intentado obtener la licenciatura en otras carreras universitarias, entendí que lo que me gustaba era estar en una cocina y que mi verdadera vocación estaba en las artes culinarias. Entonces, investigué cuáles eran las mejores escuelas para prepararme en el país y en los Estados Unidos, y así poder adquirir los conocimientos teóricos para empezar”, manifestó Jiménez.
La segunda clave está en poner en práctica lo aprendido, porque sólo la determinación y la actitud garantizan el crecimiento como profesionales de la cocina. “Cuando llegué al país, comencé a trabajar en el área administrativa. Empecé a pulirme un poco más en las operaciones del día a día, a aprender sobre contabilidad, manejo de pedidos, elaboración de inventarios y presupuestos, así como funciones en las que estaba más flojo. Luego, me dieron la oportunidad de diseñar el menú de un negocio especializado en cocina asiática, donde más tarde me contrataron como chef. Así fui adquiriendo la experiencia que a la larga me sirvió de base para emprender mi propio emprendimiento”, puntualizó.
A partir de ahí, Jiménez aseguró que aunque no fue sencillo, el camino se hizo más fácil. Analizó el mercado, descubrió qué podía aportar y así nació Pastrami Deli Shop.