Crear un emprendimiento sostenible va más allá de seguir una moda. Se trata de asumir la responsabilidad de diseñar un proyecto o empresa que, además de producir a nivel económico, genere un impacto social y ambiental en su entorno a corto y a largo plazo. En la República Dominicana, varias son las empresas que se suman a favor de este enfoque y, evaluando las problemáticas ambientales, se dedican a sumar sus esfuerzos para proyectar el emprendimiento sostenible, no sólo como un compromiso, sino como una necesidad de hoy.

 A nivel global, existen más de 77 países y regiones del mundo que han creado instrumentos políticos y legales que impulsan la divulgación de la sostenibilidad, según presenta la Iniciativa de Reporte Global (Global Reporting Initiative, en inglés), una institución independiente que funge como centro oficial de colaboración del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y que diseñó el primer estándar de lineamiento mundial sobre sostenibilidad para las empresas.

Sobre el tema, en el plano nacional, aún hay muchas barreras que superar. A pesar de eso, las estadísticas demuestran que es cada vez mayor la cantidad de jóvenes y adultos que, aprovechando las carencias en el sector, han ido creado oportunidades para generar cambios sociales y ambientales en el país.

Carla Prieto, de Motoneo RD; Rubén Torres, de Reef Check; Lorna Aquino, de Green Love; y Oscar Oviedo, de la Fundación Vida Azul, forman parte de esos que han encontrado en sus emprendimientos una vía para concientizar sobre el compromiso individual que tenemos los ciudadanos para cambiar de manera significativa nuestro medio ambiente.

Lorna Aquino, directora ejecutiva de Green Love.

“Vivimos en una isla con recursos limitados que, además, estamos manejando de mala manera por falta de educación”, destacó Lorna Aquino, quien -a través de Green Love- ofrece una solución a la problemática de la disposición de desechos por medio del reciclaje, contribuyendo a la disminución del impacto ambiental que causan los desperdicios en el entorno. “Somos una empresa que trata de cambiar el hábito de las personas, incentivándolas hasta el punto de que lleguen a un nivel de motivación que actúen por sí mismos”, recalcó.

De su lado, Carla Prieto, a través de Motoneo RD, asumió la tarea de promover la movilidad responsable a través del uso de motocicletas eléctricas.

“Antes de emprender con Motoneo, decidí dimensionar el tamaño del daño que ocasionamos desde la República Dominicana a la capa de ozono con la generación de CO2. Calculé que en nuestro país se consume sólo en gasolina regular casi 1 millón de galones diarios, y eso es sin tomar en cuenta el consumo en la gasolina premium o el diésel. Ese resultado se traduce en una cifra incalculable de emisión de CO2 al planeta”, precisó.       

Carla Prieto, Fundadora de Motoneo RD.

Las motocicletas eléctricas que importa Motoneo no utilizan combustibles fósiles, por lo que no emiten dióxido de carbono al medio ambiente; no producen ruido, disminuyendo la contaminación sonora; y utilizan baterías selladas y recicladas, aportando a la disminución de residuos sólidos.

La Fundación Vida Azul promueve, igualmente, la protección del medio ambiente, aunque más enfocados en el cuidado de los recursos costeros-marinos mediante actividades que impacten la consciencia humana y que impulsen una educación ambiental en las futuras generaciones de nuestro país.

Oscar Oviedo, fundador de la Fundación Vida Azul.

Inició sus operaciones en el 2007, luego de que un grupo de amigos amantes del buceo se unieran para hacer algo respecto a la contaminación y suciedad de las zonas costeras. Su estrategia se basa en el diseño de programas basados en tres pilares fundamentales: velar por la protección del medio ambiente y los recursos costeros-marinos, impulsar la educación ambiental y cambiar el modelo económico de las comunidades costeras. Su fundador, Oscar Oviedo, explicó que los problemas ambientales tienen, más que nada, un carácter social. “Si trabajamos en la sostenibilidad económica y cultural, podemos atacar los males que se ven reflejados en nuestro medio ambiente”, puntualizó.

 Coordinador Regional del Caribe para Reef Check y fundador y Presidente de Reef Check República Dominicana.

Reef Check es también una ONG que utiliza sus recursos para dejar una huella ecológica a favor del planeta. Desde el 2004, y bajo la dirección de Rubén Torres, trabaja a favor de la conservación de los recursos marinoscosteros del país, involucrando miembros de la comunidad, instituciones del gobierno, del sector académico, del sector privado y celebridades en una iniciativa global para mitigar la grave crisis que afecta actualmente a los arrecifes de coral.

“Como biólogo marino, pasé muchos años debajo del agua analizando el comportamiento de animales marinos. Con el tiempo, noté que la cantidad de peces y corales marinos iba disminuyendo y, como profesional del medio ambiente, tuve la inquietud de hacer algo para lograr la sosteni bilidad de la vida marina a largo plazo. Así nació Reef Check”, explicó Torres.

Según el especialista, la palabra sostenibilidad está muy de moda, pero más allá de eso, el trasfondo de su significado es una realidad que requiere ser trabajada de forma consciente y constante para obtener resultados a favor de los recursos existentes en los ecosistemas del planeta. “Debemos medir nuestro impacto positivo y negativo en el ambiente para que realmente valga la pena trabajar en pos de la sostenibilidad; que cada cosa que hagamos en el día a día se vea reflejado en la naturaleza”, especificó.