Autora: Elvira Lora

Gabrielle Bonheur y Florence Nightingale Graham nacían cuando comenzaban las luchas por el derecho al voto de las mujeres en algunos países, entre 1878 y 1883; Josephine Esther Mentzer, en pocos años después, durante la efervescente industrialización neoyorkina de 1906. Sin dudas, este contexto histórico las forjó para trascender, convertirse en empresarias y creadoras de productos emblemáticos de la industria de la belleza.

Pensarlas en el ámbito de la belleza ha sido un factor para que se construyeran en el imaginario colectivo como mujeres a las que no les tocó derribar barreras o abrirse caminos en sectores controlados por el poder hegemónico masculino. Se escriben de ellas juicios idealizadores, tales como “desde niñas lucían una piel tersa”, “negaron a sus familiares”, “solicitaron préstamos a sus amantes”. Sin embargo, afrontaron esta contienda de ser enjuiciadas, así como otras en el ámbito empresarial, social y emocional.

A comienzos del siglo XIX era la norma que las mujeres se dedicarán a la enfermería o a la educación, y que solo se casaran una vez. Florence Nightingale Graham (nacida en Canadá, educada en Málaga y nacionalizada estadounidense) obtuvo su titulación de enfermera, pero al profundizar en aspectos químicos y de salud física decidió dejar la enfermería para abrir un salón de belleza en Nueva York.

Esta decisión la alejó de otras mujeres. A ella le llamaban “la superflua”, pero Nightingale se reinventó con la lectura de Elizabeth and her German garden escrita por Lord Tennyson Enoch Arden, del cual creó el álter ego que potencializó la inquietud por la producción de cremas, hasta dar con dos innovaciones para el mercado estadounidense: el maquillaje para el área de los ojos y los pasos cosméticos para el cuidado de la piel.

Nightingale Graham comenzó a llamarse Elizabeth Arden y en el salón de tres salas de tratamiento y un laboratorio de la Quinta Avenida de Nueva York, junto a tres empleados, y una inversión de US$6,000, ideó un imperio que al morir en 1966 fabricaba 450 productos diversos y se distribuía tanto en Estados Unidos como Europa.

Los rankings del mundo de la perfumería señalan que su perfume homónimo fue uno de los más vendidos de 2015. Además, existe un revival de la vida que esta creadora promovió como fuente de la verdadera belleza: “El ejercicio, la dieta, el masaje y la buena postura son esenciales para la belleza”.   

La mítica Coco Chanel

Coco Chanel

Nació en Saumur, Francia, en 1883, con el nombre de Gabrielle Bonheur. A esta mujer de persistencias se le debe el estilo simple, práctico, liberador que han encarnado las mujeres durante dos siglos, así como otra gran apuesta, la búsqueda constante del aroma propio de la mujer. En 1921 le señalaba al equipo de cosmetólogos que contrató para su casa: “Una mujer no debe oler a rosas, sino a mujer”. Y de esta aseveración surge la fragancia más vendida del mundo: Chanel Nº5.

La vida creativa de Chanel no desfalleció pese a las situaciones provocadas por sus vinculaciones a hombres de poder que le atribuían variados calificativos y restaban su capacidad; al contrario se atribuye a estas escenas de vida y a una infancia marcada por el abandono de las líneas icónicas de sus diseños. Quizás el romance más controversial, que amenazó con derribar su marca, fue el que la condujo al exilio en Suiza, para 1944, tras descubrirse su relación con el diplomático alemán Hans von Dincklage, debido a que Francia la declaró “espía” y la acusó de “colaboracionismo” con el ejército Nazi. Sin embargo, para sus biógrafas, como Justine Picardie, fue el aprendizaje obtenido con estas vinculaciones que sumaron al estilo único de Chanel esa elegancia simplista, única, por la cual la revista Times ha calificado como una de las figuras de mayor influencia del siglo XX.

En Chanel se encuentra ese espíritu emprendedor que no teme al fracaso. En 1909 abrió una tienda de sombreros con préstamo e inspiración de su primer consorte, Étienne Balsan. Y sus primeras compradoras, señala Picardie, fueron las amantes de éste. Aprovechó los beneficios de esta tienda y creó su casa de moda, la cual abrió en 1910, justo cuando se separó del militar de la caballería francesa. Otro elemento emprendedor en Chanel es la perseverancia pese a las situaciones de extrema tristeza. La prenda de vestir que presentó en 1926, el vestido negro de Chanel, fue calificada por la revista Vouge como “la prenda que todo el mundo usará”. La predicción editorial no se equivocó y pocos saben que con este traje la creadora francesa transmitía la devastación que sentía por la muerte del aristócrata inglés Arthur Edward “Boy” Capel, en 1919.

Fue su romance con Capel que la condujo a París y allí abrió su casa de modas en 1910, la cual aún permanece abierta y de la mano del diseñador alemán Karl Lagerfeld, con las inversiones de la familia Wertheimer, continúa marcando las primicias de la moda, tanto que Euromonitor revela que Chanel Nº5 es el primer perfume más vendido en el renglón de lujo. 

Ser una mujer divorciada

Estée Lauder

En la década de 1930, para una hija de judíos en Nueva York estar divorciada significaba “morir en vida”. Pero para Josephine Esther Mentzer fue un recomienzo, la oportunidad de emprender su negocio soñado y comenzar a enraizar un emporio al cual llamó con los diminutivos de su nombre y el apellido de su ex esposo: Estée Lauder.

Se dice que el interés por lucir de manera apropiada de la cosmetóloga y pionera del mercadeo lo heredó de su madre, Rose (Schotz Rosenthal) Mentzer; el arte del comercio fue aprendido –junto a su hermana Grace- con su padre, propietario de una tienda de semillas y heno, Max Mentzer. Desde adolescente elaboraba ungüentos y cremas que luego popularizaría con una gestión de ventas que ella calificó de “agresiva”.

El empeño mostrado en su empresa provocó que antes de que las cremas de Estée Lauder comenzaran a utilizarse en Nueva York, donde habían sido colocadas en almacenes tan emblemáticos como Saks y en el centro de belleza Florence Morris, volviera a casarse con su ex esposo, el empresario textil Joseph Lauter, y este asumiera el rol de financista de la cosmética; sus hijos, Leonard Allen y Ronald, también los involucró en las diversas gestiones de la empresa. Es decir, la impronta Estée Lauder también es caso de estudio en el área de empresas familiares.

Una de las grandezas de esta marca ha sido su distribución a nivel internacional, puntos de venta de lo cual se ocupó de manera personal Josephine Esther hasta su muerte. Se expandió por Estados Unidos, se focalizó en Londres (almacenes Harrods) y en Francia (en las Galerías Lafayette de París). La creadora de los ungüentos neoyorkinos logró que en 75 países fueran vendidos sus productos antes de su deceso, en 2004. Sus hijos han logrado crear otras filiales, tales como Clinique y MAC Cosmetics. 

LAS INNOVACIONES

Elizabeth Arden

Elizabeth Arden

La enfermera Florence Nightingale Graham, la creadora de Elizabeth Arden, innovó tanto en la farmacéutica como en la distribución de los productos: Abrió más salones de belleza en los Estados Unidos, en total: 40. Embotelló sus cremas y realizaba sesiones en las que enseñaba a utilizarlas. Realizó un cortometraje sobre sus productos para proyectarlo en la sala de cine. Viajó por Europa para presentar sus productos. 

Coco Chanel

La cantante Gabrielle Bonheur se hizo llamar Coco Chanel y su ímpetu por libertar a las mujeres la condujo a ser la creadora de las siguientes innovaciones:

  • Abrir tiendas en las cercanías de las personas que podían adquirir sus diseños.
  • Animó a periodistas y editoras de modas a utilizar sus atuendos, como una forma que comprobaran y sintieran su estilo.
  • Se atrevió a vestir a estrellas del cine de Hollywood, dentro y fuera de la pantalla.
  • Suprimió el corsé del traje femenino para dar mayor libertad de movimientos a las mujeres.
  • Introdujo el tweed en sus colecciones.

Confeccionó piezas y cortes que nadie había usado: jersey, una prenda casi masculina; el vestido-camisa sin cintura ni adornos; faldas plisadas de estilo marinero, trajes de talle bajo, pijamas playeros, impermeables, pantalones femeninos; el traje con falda y chaqueta a juego, de manga larga, sin cuello y ribeteado… ¡El vestido negro básico! 

Estée Lauder

Asumir de manera personal las gestiones de producción y venta de la empresa, hicieron de la marca Estée Lauder innovadora en los siguientes aspectos:

  • Vendía los productos en las puertas de los mercados de Nueva York durante la Depresión.
  • Innovó en la producción de productos de acuerdo a las necesidades. Fue famosa la crema para fortalecer las uñas, en la década de 1940.
  • Acudía a los salones de belleza y realizaba personalmente demostraciones gratuitas a las clientas que esperaban bajo los secadores.
  • Contrató a prestigiosos fotógrafos para publicar en revistas a despampanantes modelos, maquilladas con los nuevos productos de Estée Lauder.
  • Realizó varias actividades filantrópicas, entre las cuales se destacó ser una de las primeras firmas en concientizar sobre la detección temprana del cáncer de mama.

ARTE
Estas marcas están consideradas como aromas, rubores, labiales o vestuarios esenciales. Al lucirlos quizás se desconocen las batallas empresariales, sociales y emocionales lideradas y ganadas en su tiempo –y a través de los años- por sus creadoras.